miércoles, 19 de enero de 2011

Coincidencias significativas

Coincidencias significativas
fuente: enigmítica.
29 del 5 de 2010
Oímos por primera vez una nueva palabra poco común y poco después la escuchamos repetidamente, por ejemplo en elTelediario o en boca de un conocido. Esta es una coincidencia significativa simple, que se puede atribuir a la percepción enfocada. Los casos más complejos de este tipo forman parte de las experiencias misteriosas que siempre parecen estar asociadas a la fatalidad, como ilustra el siguiente ejemplo: en marzo de 1914, una madre fotografió a su hijo de cuatro años en la Selva Negra (Alemania). Después tuvo que viajar precipitadamente a Estrasburgo y olvidó recoger la película. Al poco estalló laPrimera Guerra Mundial. Dos años más tarde, la mujer compró enFrancfort una película nueva para fotografiar a su hija recién nacida. Al revelarla resultó que la película había sido expuesta dos veces: era la misma que había perdido. La primera exposición mostraba a su hijo en la Selva Negra jugando con sus amigos en la nieve y encima aparecía su hija pequeña tomando el sol en Francfort.
Arthur Conan Doyle (1859-1930), autor de las novelas de Sherlock Holmes y espiritista convencido, creía que los azares significativos podían atribuirse a la intervención de espíritus del más allá.
El escritor alemán Wilhelm von Scholz (1874-1969), quien recopiló muchos de los ejemplos de coincidencias significativas que se citan aquí, hablaba de la "fuerza de atracción del referente". Este concepto encierra la idea de que existen nexos invisibles que remiten a una interrelación trascendente y fatal.

SINCRONISMO
Estos extraños fenómenos engloban acontecimientos aparentemente no relacionados en la conciencia y en el mundo material. La coincidencia no tiene ninguna causa, pero los hechos guardan una relación significativa entre ellos. Elpsicólogo suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) calificaba estos fenómenos de "sincronismo" y trató de explicarlos a la luz de su teoría del subconsciente colectivo. Según él, el subconsciente colectivo es el plano espiritual más profundo común a los seres humanos de todas las épocas y culturas.
En él, el alma cruza las fronteras del tiempo y del espacio, y en él surgieron los mitos, por lo que cada individuo es partícipe a su vez de la mitología. Jung expresó esta circunstancia con estas palabras: "Cuando en el punto A sucede algo que afecta al subconsciente colectivo, entonces ha ocurrido en todas partes".

NEXOS NO CAUSALES
En determinadas situaciones, sobre todo las que tienen alguna significación existencial, suelen producirse más casualidades relacionadas con experiencias anímicas: a los ojos del observador parece existir una misteriosa dependencia de los acontecimientos interiores con respecto a los exteriores y viceversa.
Junto con el físico Wolfgang Pauli (1900-1958), Jung sistematizó su teoría: el sincronismo ha de entenderse como un principio de nexos no causales, por lo que no es un modelo teórico en el sentido de las ciencias naturales, sino más bien un marco descriptivo, basado en la íntima unión entre acontecimientos psíquicos y físicos, unión que ha sido redescubierta y está siendo estudiada ahora por la investigación moderna en torno a la conciencia. Jung diferenciaba tres categorías de sincronismo:
1.- La coincidencia no causal del estado anímico de la persona con un suceso exterior que ocurre al mismo tiempo y que se corresponde con dicho estado psíquico. Un ejemplo de ello sería el caso del "escarabeo" que se menciona más adelante.
2.- La coincidencia de un estado psíquico con un suceso objetivo que se corresponde con aquel pero que el sujeto no puede percibir. Por ejemplo, el fenómeno de la clarividencia puede considerarse un suceso sincronístico: en 1756, el naturalista y místico sueco Emanuel Swedenborg (1688-1772) tuvo espontáneamente una visión durante un banquete en Gotemburgo: vio el incendio de la casa de su amigo enEstocolmo. Después resultó que el incendio se había producido realmente.
3.- La coincidencia de un estado psíquico con un suceso exterior futuro. En la década de 1920, una muchacha de catorce años visitó con sus padres el Mont-Saint-Michel en Francia. Estuvo admirando los grandes automóviles aparcados y se metió en uno especialmente bonito. El chófer le riñó en una lengua extranjera y la echó del coche. Ocho años después conoció en Múnich a un ingeniero escandinavo, con quien se casaría más tarde. Cuando después de la boda estuvo hojeando en un álbum de fotos de su esposo, reconoció el vehículo con el chófer delante del Mont-Saint-Michel. De niña había subido al coche de su futuro marido. Pero lo más notable de la historia es que del mismo modo que la habían echado del coche, su marido la expulsó años después del matrimonio. El divorcio le pesó durante décadas. En este caso, la coincidencia significativa aparece como un oráculo de una importante evolución futura.

EL FUNDAMENTO DEL SER
Con su teoría del sincronismo, Jung no sólo trató de abarcar fenómenos paranormales como la clarividencia, la telepatía y la precognición, sino también de crear un marco teórico que permitiera explicar la astrología y las modalidades de la profecía conocidas en todas las épocas y culturas. Así, por ejemplo, aplicó el concepto de sincronismo al antiguo libro oracular chino I Ching, según el cual se lanzan monedas para obtener una determinada respuesta adivinatoria. La moneda lanzada señala uno de los 64 textos oraculares del I Ching. Jung observó que las personas obtienen respuestas significativas y útiles cuando consultan el I Ching en situaciones existencialmente importantes. De este modo, a través de un proceso casual se establece una relación significativa entre un estado anímico -la situación crítica, que afecta a la propia existencia- y una respuesta al propio problema. Entre el estado anímico y la respuesta del oráculo no existe ningún nexo causal, y por tanto se trata de un fenómeno sincronístico.
Los ejercicios de Jung en torno al sincronismo desembocaron en especulaciones filosóficas. El psicólogo partía del supuesto de que existe un ámbito de la realidad que no es psíquico y físico: el fundamento primigenio del ser, situado fuera del tiempo y del espacio. Cuando en él se solapan el mundo anímico y el mundo material, entonces se producen los fenómenos sincronísticos.

LA SERIE DE LOS PECES
El propio Jung vivió numerosos fenómenos sincronísticos. Un ejemplo: "El 1 de abril de 1949 anoté por la mañana una inscripción que trataba de una figura que de cintura para arriba es humana y para abajo es pez. Había pescado para almorzar.
Alguien mencionó la costumbre del "pescado de abril". Por la tarde, una antigua paciente, a la que no veía desde hacía meses, me mostró algunos cuadros impresionantes de peces que había pintado ella misma. Al anochecer, alguien me enseñó un tapiz en que aparecen monstruos marinos y peces. A la mañana siguiente vi a una antigua paciente que yo no había visto en los últimos diez años. Me contó que la noche anterior había soñado con un enorme pez".

EL ESCARABEO DE ORO
Una paciente de C. G. Jung se había quedado estancada en la terapia. Por fin recordó un sueño en que aparecía un escarabeo de oro. Mientras la paciente relataba su sueño, una cetonia -un insecto centroeuropeo emparentado con el escarabajo y con reflejos metálicos en el caparazón- voló contra la ventana. Para Jung, este es un clásico ejemplo de sincronismo: el encadenamiento significativo de procesos internos y externos.
El escarabeo es un antiguo símbolo egipcio de la renovación, y en el sueño se establece una relación significativa con la esperanza de renovarse gracias altratamiento. En la vertiente exterior, en el preciso instante en que se relata el sueño, aparece un insecto similar. Y en efecto, después del suceso sincronístico con la cetonia, la terapia empezó de nuevo a funcionar, y la paciente pudo ser tratada con éxito y experimentó de este modo su renovación anímica.

LA ALIANZA EN LA FLOR
Cogiendo flores en Annatal, la mujer del pintor Moritz von Schwind perdió su anillo de boda. Desesperada estuvo recorriendo una y otra vez, junto con su marido, toda la zona, pero en vano. En el verano siguiente, los Schwind paseaban de nuevo por Annatal, sin acordarse ya de la dolorosa pérdida y exultantes ante el espectáculo de las plantas en flor, cuando observaron un brillo en una de las flores: una candelaria había crecido a través de la alianza y la llevaba en la punta.
Una señora relató que mientras se bañaba en un lago había perdido su sortija. A pesar de buscarla con ahínco, no logró encontrarla. Ocho años después estaba bañándose en el mismo lugar, cuando resbaló y puso la mano en el fondo para sostenerse. Al hacerlo, uno de sus dedos entró por la sortija.
En otro caso, una mujer perdió el día de su cumpleaños un broche poco común, que aunque no fuera muy valioso, tenía para ella un gran valor sentimental. Entristecida, ese mismo día abrió los regalos que le habían enviado. Entre ellos había un paquetito remitido por su tía, que vivía desde hacía decenios en ultramar. Dentro había un broche muy parecido al que acababa de perder. La tía, que nunca había visto el broche perdido, había comprado aquella joya en un impulso espontáneo.

LA TUMBA DE COPPET
En su época de estudiante, el profesor Hans Bender salió de excursión por el lago de Ginebra. En Coppet fue a visitar la tumba de Madame de Staël, donde leyó la inscripción: "¿Por qué buscáis al vivo entre los muertos?". De pronto, Bender tuvo un inexplicable ataque de llorera. Más de 30 años después, durante un congreso en el sur de Francia, Bender recibe una llamada telefónica: su madre se está muriendo. Emprende el viaje de vuelta a Friburgo; al anochecer se detiene en algún lugar y telefonea a casa. Le comunican que su madre acaba de morir. Cuando sale afuera, Bender descubre que se halla nada menos que delante de la entrada del cementerio en el que de joven le invadió de pronto una tristeza hasta entonces injustificada. El hecho de que la muerte de su madre hubiera proyectado su sombra sobre varias décadas en un suceso sincronístico y diera lugar a una vehemente emoción anímica inexplicable, refleja la relación especial y estrecha que unía a Hans Bender con su madre.