jueves, 25 de abril de 2013

No me preguntes en qué momento
Se me escurrió el sol por occidente,
Ni en qué segundo de duda
Me agarré al cuarto creciente.

Qué día acepté la noche
Renunciando al azul del cielo
Y cambié por suave brisa
La caricia de tu pelo
Y el sonido de tu voz
Por el profundo silencio.

En qué momento de locura
Dejé de soñar mi mundo
Fabricando el sueño de otros
Espíritus moribundos.

Pues solamente recuerdo
El día que desperté
Siguiéndome un cuervo negro
Y un lobo que me encontré.

Pero no resulta extraño
Que aquellos que saben tanto
Me impongan su realidad
Y me hagan cantar su canto

Mas loca soy, loca fui
Y mi locura reclamo,
Con locura sufro y lloro
También con locura amo.

Con locura me habla el cielo
Con mi locura contesto
Con locura acierto y fallo
Y aunque así, loca me hallo
Cordura será mi gesto.

Itziar






sábado, 13 de abril de 2013

Estamos a un lado del camino, observando, muchas veces desconfiados, los apartados, los diferentes, los débiles, los que no encajábamos en sus leyes.

Nunca soportamos sus miradas acusadoras, su ley del mas fuerte, nos rendimos a sus miradas y nos apartamos de la manada.

Aprendimos a pasar hambre solos, a caminar solos, a ser el depredador vencido, herido, humillado.

Vivimos en la noche como los nuestros pero sin los nuestros.

También supimos del pacto roto y fuimos traicionados. Aprendimos así a traicionar para sobrevivir Pero siempre fuimos conscientes de donde veníamos, de nuestra sangre, de nuestra carga, de nuestro sino y a pesar de todo y sobre todo nunca olvidamos llorar a uno de los nuestros cuando nos deja.

La luna, que abarca la luz de la noche, sabe de este secreto que anida en el corazón de cada uno de los nuestros, sabe del dolor de la sangre y de las sombras en la noche.

Y suenan nuestros llantos en forma de aullidos, desgarrando el corazón de las zonas escondidas de los montes, por los que ya se han ido. Y ésto, este sonido, este llanto, irónicamente, es lo que amedrenta al hombre, incapaz de cargar con su propia angustia e incapaz de entender su propia alma salvaje.