miércoles, 28 de febrero de 2018

Mi alma es de otro lugar - Rumi

Todo el mundo siempre tiene algo que decir, algo que decirte, pero, ¿quién esta dispuesto a callar y escucharte a ti?


jueves, 22 de febrero de 2018


Estoy llena de inviernos y de noches,
De plumas de aves negras y de aves nocturnas,
De miradas amarillas que vuelan, caminan y reptan,
De puertas que se cierran a cal y canto y de distancias.
De ríos desbordados de su cauce,
De vientos helados que rompen la cara y congelan el alma.
Extranjera de mí misma, soy mi propia sombra proyectada al mundo.

domingo, 11 de febrero de 2018

Felicidades mamá

Estamos en el mes de Acuario, un mes que para nadie significa nada pero para mi significa “la dadora de vida”, ¿por qué?, porque mi Mamá nació en el mes de acuario. Nada que ver con mi personalidad, casi diría antagónica, pero es mi Mamá.
A veces contemplo ojiplática como hay gente que odia a su madre. Me pregunto que parte de su vida no han comprendido y me hago de cruces al pensar que puedas odiar a la persona que te ha dado la vida, sobre todo si te ha mantenido y alimentado.
Algunas personas las tachan de entrometidas, de estar siempre pendientes, de agobiantes… no es mi caso.
Mi mamá sufrió sus problemas y se hundió. Igual que una fábula griega, mi mamá, con todo lo lista que era, cayó en la trampa en la que que caen muchas mujeres y cayó al hades.
Mi mamá buscó ayuda en los seres que había parido, porque mi mamá no era tonta, sabía de la maldad del mundo y solo confiaba en su sangre.
Su sangre quiso seguir su curso, avanzar, no implicarse demasiado, pero parte de ella se sentía demasiado unida por un extraño episodio psicótico que el mundo dio el nombre de amor y la otra parte se dio al ¿amor propio?.
Entramos entre personalidades psicóticas y personalidades psicópatas. A veces es mas fácil entrar en la psicopatía, al fin y al cabo, la psicópata encaja más con la personalidad que la sociedad espera de nosotros es un “punto de fortaleza” a nuestro favor. Sí, sí, es que cada uno tenemos nuestros propios problemas.
¡Bravo tejedores, lo estáis haciendo de puta madre!.
Sí, hay madres malas, con una maldad primigenia, no adquirida. No es mi caso.
¿Qué aporto mi madre en mi vida?
Pues lo primero amor, lo segundo inseguridad y lo tercero terror como consecuencia de mi inseguridad.
¿Qué aprendo de mi madre a lo largo de mi vida?
Pues amor, compresión hacia lo incomprensible, inseguridad, compresión hacia lo incomprensible, abandono, Compresión hacia lo incomprensible, AMOR.
Ella no aprendió esas cosas, pero me dejó comprenderlas a mi.
Ella creó un ser capaz de comprenderlo por ella.
Ella trajo a su mundo a una persona que la adoraba incondicionalmente.
Si pienso en ella, realmente no pienso en pasado, no puedes pensar en pasado cuando el amor sigue presente. Yo no la quería, yo la quiero y eso la hace estar siempre. Me resulta imposible quererla en pasado, cuando toco mi piel y sé que ha sido creada dentro de su propio cuerpo, cuando respiro y soy consciente de que mis pulmones los ha creado su propio cuerpo, al igual que creaba su propia piel, su propio pelo, dentro de ella se formó mi corazón y mi cerebro. Todo lo que hoy soy esta creado por su cuerpo, de manera que ella vive en mí y cuando me toco, la toco y cuando me quiero, la quiero. Esta es la manera en la que los ateos deberían inmortalizar a una persona. Esa manera física, palpable y real de tocar las mismas células que ha creado un cuerpo que ya no está presente.
Afortunadamente tengo mi viento, ese mundo interior que se expresa en el exterior, esa respuesta a mis preguntas, esa parte de mí que habita fuera de mí, para además creer en el alma.
Te he visto en tus últimas horas, postrada en la cama, hablando de familiares que hace años se fueron, como si estuvieran allí, contigo. Te he visto mirar a mi lado viendo a esa “persona” que me lleva acompañando desde niña y me has preguntado quién era, dejándome a mí misma perpleja. Te he visto irte y en mis sueños me hablabas de mi propia vida, con mis propios iconos para que lo entendiera, para despedirme de ti. Te he visto a tus veinte años, acompañada de una persona que no conozco decirme, me he ido de aquí, pero estoy bien, y me has tranquilizado. Te he visto en la cocina de tu casa diciendo que el hielo está en el cajón de arriba, no, ahí no, en el de arriba, hasta que he preguntado a mi hermano y he descubierto el cajón finito de arriba de tu congelador, donde estaba el hielo.
La última noche vieja te comí a besos y te dije lo mucho que te quería, antes de saber lo que iba a pasar y tu me dijiste, ya lo se y con eso me quedo.
Hoy cumplirías 71 años y quiero desearte felicidad ahí donde estás, tan cerca y tan lejos.